miércoles, 19 de abril de 2006
Un problema con la cremallera
¿Conocéis la ley de Murphy? Sí hombre, esa que dice "todo lo que pueda salir mal, saldrá mal". Pues bien, no falla, la muy perra.
Este va a ser el primer fin de semana que me quede en Londres, así que he tenido que preparar la maleta con 9 camisas, ropa informal suficiente, extra de gayumbos y de calcetines. 14 días sin volver a casa, con dos de mis trajes, porque si meto más la maleta revienta.
En esto que después de facturar el mates en Barajas, estamos esperando al embarque, y, por el mismo efecto psicológico extraño que me impide asistir a una sesión de cine sin aliviar aguas menores antes de, tuve que entrar en el lavatorio. Debe ser que como había desayunado esa mañana, al guardar a mi amigo el calvo con una brecha en la cabeza, mi ímpetu fue tal que me cargué la zipper, también llamada cremallera.
Estaréis pnsando que por qué no me cambié de pantalones en el momento. Muy sencillo, porque éstos estaban dentro de la maleta, la cual ya estaría en las tripas del avión en esos instantes.
La solución que adopté fue utilizar el chaquetón a modo de capote y llevarlo doblado en el brazo a una altura estratégica, mientras con gran dificultad sacaba la tarjeta de embarque y el DNI con mi mano izquierda.
En este momento debo agradecer a mi compañera Almudena su solidaridad para conmigo al ir a buscar un pequeño imperdible, el cual me coloqué (espero que sin ser visto por nadie) al subir al avión. El caso es que esto tampoco me sacó del apuro, pues un imperdible pequeño no puede cerrar una bragueta de 10 centímetros...
Una vez llegué a Milton, me cambié de pantalones (ahora ya sí), y dejé la reparación de la cremallera para cuando llegase al hotel.
Después de esa noche me considero un machote. Con una cuchilla de afeitar, mis dientes, y un imperdible, logré dentar la cremallera de nuevo, sacrificando un par de dedos y unos dientes (valga la redundancia) de la misma. Eso sí, aún no me he vuelto a poner esos pantalones, mañana toca. Y tocará con mucho tacto, porque como se vuelva a salir, las voy a pasar canutas...
Pues eso, que si alguna vez os vais por un viaje de 15 días, tened en cuenta que algo os pasará en la ropa, y acordaos del amigo Supercoco, quien un día recomendó que os llevaseis el género duplicado.
Este va a ser el primer fin de semana que me quede en Londres, así que he tenido que preparar la maleta con 9 camisas, ropa informal suficiente, extra de gayumbos y de calcetines. 14 días sin volver a casa, con dos de mis trajes, porque si meto más la maleta revienta.
En esto que después de facturar el mates en Barajas, estamos esperando al embarque, y, por el mismo efecto psicológico extraño que me impide asistir a una sesión de cine sin aliviar aguas menores antes de, tuve que entrar en el lavatorio. Debe ser que como había desayunado esa mañana, al guardar a mi amigo el calvo con una brecha en la cabeza, mi ímpetu fue tal que me cargué la zipper, también llamada cremallera.
Estaréis pnsando que por qué no me cambié de pantalones en el momento. Muy sencillo, porque éstos estaban dentro de la maleta, la cual ya estaría en las tripas del avión en esos instantes.
La solución que adopté fue utilizar el chaquetón a modo de capote y llevarlo doblado en el brazo a una altura estratégica, mientras con gran dificultad sacaba la tarjeta de embarque y el DNI con mi mano izquierda.
En este momento debo agradecer a mi compañera Almudena su solidaridad para conmigo al ir a buscar un pequeño imperdible, el cual me coloqué (espero que sin ser visto por nadie) al subir al avión. El caso es que esto tampoco me sacó del apuro, pues un imperdible pequeño no puede cerrar una bragueta de 10 centímetros...
Una vez llegué a Milton, me cambié de pantalones (ahora ya sí), y dejé la reparación de la cremallera para cuando llegase al hotel.
Después de esa noche me considero un machote. Con una cuchilla de afeitar, mis dientes, y un imperdible, logré dentar la cremallera de nuevo, sacrificando un par de dedos y unos dientes (valga la redundancia) de la misma. Eso sí, aún no me he vuelto a poner esos pantalones, mañana toca. Y tocará con mucho tacto, porque como se vuelva a salir, las voy a pasar canutas...
Pues eso, que si alguna vez os vais por un viaje de 15 días, tened en cuenta que algo os pasará en la ropa, y acordaos del amigo Supercoco, quien un día recomendó que os llevaseis el género duplicado.
Etiquetas: diario
Comentarios:
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Muy buenas a todos los lectores... soy Almudena y estoy deseando que llegue mañana y, perdoname Charlie, pero es ¡¡mañana tienes unas cuantas reuniones y, aunque sea muy capullo de mi parte, reconóceme que sería muy divertido ver como te las apañas para disimular en medio de las reuniones!! .. yo que tu me traía otros pantalones por si acaso.. o celo para mantenerla en su sitio y no saque la cabesita...
Holaaaa!
Si es que lo que no te pase a ti, no le pase a nadie. Yo hoy tampoco he empezado con buen pie, atasco monumental en la m-40 por accidente múltiple de 6 coches a la altura de la N-I... para colmo nos han cortado el agua en la clínica por una avería programada sin avisar por lo que estoy descitando pacientes... y encima están escavando en la pared del gabinete, que tiembla y no me deja oirme ni cuando hablo.... hay que joderse.
En fin....espero que la cosa no siga a este ritmo.
Suerte con tus pantalones!! see you!!
Icíar
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Si es que lo que no te pase a ti, no le pase a nadie. Yo hoy tampoco he empezado con buen pie, atasco monumental en la m-40 por accidente múltiple de 6 coches a la altura de la N-I... para colmo nos han cortado el agua en la clínica por una avería programada sin avisar por lo que estoy descitando pacientes... y encima están escavando en la pared del gabinete, que tiembla y no me deja oirme ni cuando hablo.... hay que joderse.
En fin....espero que la cosa no siga a este ritmo.
Suerte con tus pantalones!! see you!!
Icíar
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