martes, 1 de agosto de 2006
Następna stacja: Kraków!!
¡Hola amigos! Parece que he vuelto de vacaciones con fuerza, según llego me piro a Polonia, a ver Cracovia, la que es la segunda ciudad del país. La verdad es que no he estado en Varsovia, que es la capital, pero los dos compañeros que vinieron conmigo me comentaron que Cracovia es más bonita que Varsovia, y os tengo que decir que Varsovia tendría que estar muy muy bien para superar a esta ciudad.
Cracovia es una ciudad no excesivamente grande, al menos el casco histórico se recorre en poco tiempo. Lo que sí os puedo decir es que tiene una vida nocturna digna de mención, pero bueno, mejor vamos por partes.
El viernes llegamos a Cracovia, con uno de mis dos compañeros tocado de la noche anterior en Milton (sí, también salimos un poco), el otro con unas ganas de marcha casi pletóricas y conmigo enfermo de la tripa, tanto es así que me había pasado el día entero "llamando a Juan". El aire acondicionado del avión, un Ryanair no ayudó mucho a mi salud, total, que llegué a Polonia tocadito. Por cierto, no me gustó demasiado Ryanair, creo que es incluso peor que Easyjet.
Como siempre, lo primero que hicimos fue llegar al hotel, duchita rápida y a cenar. Obviamente, fuimos a cenar a la plaza principal de la ciudad, una plaza enorme con un mercado de souvenirs gigante en medio y un par de iglesias, una ortodoxa y otra católica, en cada esquina. Creo que el restaurante que elegimos debía ser el mejor de Cracovia, y si no lo era, poco le faltaba, porque era auténtico lujo. Además del buen tiempo que nos hizo, nos sentamos en la terraza, los camareros nos sirvieron de forma más que correcta, y la cena estaba de muerte. Como datos curiosos, nos metimos un chupito de vodka Cracovia, que está muy muy suave y entra muy bien, un vinito sudafricano también muy suave y muy bueno (de una uva que mis compañeros decían que era de la mejor calidad, aunque yo no tengo ni idea, tras vivir 5 años con villarrubieros no se me pegó nada de su conocimiento) y una cena sabrosa, contundente, pero al mismo tiempo nada pesada. Creo que todo nos salió por unos 30 euros por barba, unos 120 zlotys. Como véis, la relación zloty-euro es de 4 a 1, y parece que en los precios también, porque aquello es superbarato (imaginad lo que os puede costar esa cena en la Plaza Mayor de Madrid).
He de decir que yo, como estaba malito, el viernes no probé ni gota de alcohol, pero sí salimos de marcha. Y como las chicas polacas son tan agradables, dos de ellas (una de las dos guapa a rabiar, rubia de ojazos verdes que... ¡pfá!) nos entraron diciendo que la guapa quería practicar su castellano. Así que nada, las pedimos que nos llevasen de fiesta por Cracovia, y así nos llevaron a un primer garito, pequeño, con música electrónica ecléctica, después nos dijeron a qué otros sitios podíamos ir, y al rato nos dejaron. Bueno, tampoco pasa nada, porque Cracovia está infestao de guayabos espectaculares.
El siguiente sitio al que fuimos no nos salió demasiado bien, porque era el único que cobraban por entrar, estaba lleno de turistas, y encima mayoría de tíos. Así que duramos lo mínimo, y nos fuimos a otro, el Faust, pero lo vimos poco animado y seguimos camino, al Cièn, un sitio grande en todos los sentidos. No sé si allí habría una convención de modelos o es que las polacas son así, pero estaban todas allí y es una putada tener solo dos ojos y no hablar polaco, creedme. Yo seguí con mis Coca-Colas y mis mariconadas, mientras mis amigos enchufaban copas como si fuera gratis (creo que al cambio, unos 4 euros la copa), y entre copa y copa, chupitos de vodka. Os podéis hacer cargo de cómo acabaron (de hecho, uno de ellos es el de la foto de destrucción que os puse en el artículo de Tallinn). Lo gracioso fue que a última hora aparecieron las dos polacas del principio de la noche, así que hablamos un rato más con la rubia, cambiamos teléfonos, y espero que surja una bonita amistad... ;-)
Al volver al hotel, a eso de las 6:00, en la típica parada técnica para zamparse un kebab o una hamburguesa, otras dos chicas nos reconocieron como españoles y nos dijeron que probásemos a ir el día siguiente al barrio de Kazimierz (o algo así), que no había tanto turista, era de universitarios, los sitios estaban mejor y las bebidas más baratas. El caso es que no nos creímos que pudiese haber un sitio mejor que el Cièn, y por eso obviamos el consejo.
El sábado teníamos pensado ir a Auschwitz, pero como nos apetecía salir por la noche, no era plan de volver anímicamente jodidos de la excursión, así que cambiamos de planes y nos dedicamos a recorrer Cracovia. Es una ciudad con un ambiente muy años 20, con toques medievales, me gustó mucho, y en lo alto de una colina tiene un palacio que me recordó un poco al de Salzburgo. El resto de la ciudad, lleno de terrazas con cerveza muy rica. En todas ellas. Y fresquita. En todas ellas...
Por la noche, conmigo ya recuperado, cenamos en otro lugar de la plaza, aunque esta vez fue peor, y nos tocó al camarero novato, de modo que despachamos rápido la cena e intentamos encontrar el garito en el que empezamos el día anterior. Caímos en otro que ponía música techno de los 80, y como nos gusta bastante esa música, nos quedamos, empezando a beber copas y chupitos como si fueran a prohibirlos. Allí conocimos a unas chicas (también majísimas) que nos llevaron a otro sitio, una especie de cueva con mil recovecos, pero que molaba bastante. A partir de cierto momento de la noche tengo lagunas, y solo recuerdo que ya no fuimos a otro sitio más, que mis amigos me contaron que uno le tiró el kebab del repostaje a una chica en el brazo del moco que llevaba, y que cuando llegué al hotel, me costó bastante despertar a mis compañeros para que me abriesen. Un show.
El domingo fuimos a Auschwitz, que está a cerca de una hora de Cracovia. Para llegar salen autobuses por la mañana, pero si los pierdes, por 300 zlotys un taxista te puede llevar, esperar a que acabes la visita, y traerte de vuelta. La guerra tiene cosas muy jodidas, lo vemos todos los días en el telediario, pero yo nunca he visto nada tan salvaje y tan impactante como lo que vi en Auschwitz-Birkenau. Los nazis construyeron un campo entero dedicado a exterminar personas, simplemente porque no les gustaban. Malditos chiflados.
La verdad es que en el campo no han dejado ver escenas crudas, ya que de por sí es jodido ver aquello, pero para que os hagáis una idea (bueno, no, no podéis hacérosla si no vais), te meten en una cámara de gas, en el crematorio anexo, ves una vitrina inmensa llena de zapatos de gente que fue exterminada, otra con cepillos de dientes, otra con maletas, otra con pelo humano rapado a las mujeres para hacer textiles (raparon hasta 7 toneladas de pelo), otra con ropa de niños... Si eso no fuera suficiente, te llevaban a las celdas de castigo, donde había unas especialmente terribles, aproximadamente de 3 metros cuadrados, sin luz, ni ventanas, y la puerta era una gatera a ras de suelo, donde metían a 4 o 5 presos a dormir, luego les sacaban a trabajar 12 horas, y luego les volvían a enjaular, día tras día, hasta que morían de inanición. Además del hecho de que los presos solo tenían derecho a una comida al día, solo podían ir al baño dos veces al día, y solo un minuto cada vez. Y por supuesto solo tenían un juego de ropa, que le permitían lavar una vez cada tres meses, y no tenían calefacción.
Después pasamos por un pasillo con fotos de algunos de los presos y sus fechas de entrada y muerte. Los hombres en general duraban entre 6 meses y 2 años, pero las mujeres, salvo casos extraños, al mes de llegar habían muerto, y las que más, 3 meses, alguna 6. Nos enseñaron también una foto de 4 niñas con las que había experimentado el Dr. Mengele. Para que os hagáis una idea de lo hijo de puta que era (o es, porque nunca le cogieron) este tío, uno de sus experimentos era inyectar con una aguja tinta azul en los ojos de los niños para ver si se convertían en arios.
Bueno, acabamos la visita medio jodidos, nos fuimos de nuevo para la alegre ciudad de Cracovia, cenamos y nos fuimos a dormir, que al Lunes había que trabajar. Para un fin de semana Cracovia es un destino más que recomendable. Creo que no debéis dejar la oportunidad de visitarlo.
Una cosa más: en Auschwitz-Birkenau los nazis exterminaron a un millón y medio de personas, la mayoría ciudadanos ejemplares. Solo pensad en eso y sacad vuestras propias conclusiones...
Cracovia es una ciudad no excesivamente grande, al menos el casco histórico se recorre en poco tiempo. Lo que sí os puedo decir es que tiene una vida nocturna digna de mención, pero bueno, mejor vamos por partes.
El viernes llegamos a Cracovia, con uno de mis dos compañeros tocado de la noche anterior en Milton (sí, también salimos un poco), el otro con unas ganas de marcha casi pletóricas y conmigo enfermo de la tripa, tanto es así que me había pasado el día entero "llamando a Juan". El aire acondicionado del avión, un Ryanair no ayudó mucho a mi salud, total, que llegué a Polonia tocadito. Por cierto, no me gustó demasiado Ryanair, creo que es incluso peor que Easyjet.
Como siempre, lo primero que hicimos fue llegar al hotel, duchita rápida y a cenar. Obviamente, fuimos a cenar a la plaza principal de la ciudad, una plaza enorme con un mercado de souvenirs gigante en medio y un par de iglesias, una ortodoxa y otra católica, en cada esquina. Creo que el restaurante que elegimos debía ser el mejor de Cracovia, y si no lo era, poco le faltaba, porque era auténtico lujo. Además del buen tiempo que nos hizo, nos sentamos en la terraza, los camareros nos sirvieron de forma más que correcta, y la cena estaba de muerte. Como datos curiosos, nos metimos un chupito de vodka Cracovia, que está muy muy suave y entra muy bien, un vinito sudafricano también muy suave y muy bueno (de una uva que mis compañeros decían que era de la mejor calidad, aunque yo no tengo ni idea, tras vivir 5 años con villarrubieros no se me pegó nada de su conocimiento) y una cena sabrosa, contundente, pero al mismo tiempo nada pesada. Creo que todo nos salió por unos 30 euros por barba, unos 120 zlotys. Como véis, la relación zloty-euro es de 4 a 1, y parece que en los precios también, porque aquello es superbarato (imaginad lo que os puede costar esa cena en la Plaza Mayor de Madrid).
He de decir que yo, como estaba malito, el viernes no probé ni gota de alcohol, pero sí salimos de marcha. Y como las chicas polacas son tan agradables, dos de ellas (una de las dos guapa a rabiar, rubia de ojazos verdes que... ¡pfá!) nos entraron diciendo que la guapa quería practicar su castellano. Así que nada, las pedimos que nos llevasen de fiesta por Cracovia, y así nos llevaron a un primer garito, pequeño, con música electrónica ecléctica, después nos dijeron a qué otros sitios podíamos ir, y al rato nos dejaron. Bueno, tampoco pasa nada, porque Cracovia está infestao de guayabos espectaculares.
El siguiente sitio al que fuimos no nos salió demasiado bien, porque era el único que cobraban por entrar, estaba lleno de turistas, y encima mayoría de tíos. Así que duramos lo mínimo, y nos fuimos a otro, el Faust, pero lo vimos poco animado y seguimos camino, al Cièn, un sitio grande en todos los sentidos. No sé si allí habría una convención de modelos o es que las polacas son así, pero estaban todas allí y es una putada tener solo dos ojos y no hablar polaco, creedme. Yo seguí con mis Coca-Colas y mis mariconadas, mientras mis amigos enchufaban copas como si fuera gratis (creo que al cambio, unos 4 euros la copa), y entre copa y copa, chupitos de vodka. Os podéis hacer cargo de cómo acabaron (de hecho, uno de ellos es el de la foto de destrucción que os puse en el artículo de Tallinn). Lo gracioso fue que a última hora aparecieron las dos polacas del principio de la noche, así que hablamos un rato más con la rubia, cambiamos teléfonos, y espero que surja una bonita amistad... ;-)
Al volver al hotel, a eso de las 6:00, en la típica parada técnica para zamparse un kebab o una hamburguesa, otras dos chicas nos reconocieron como españoles y nos dijeron que probásemos a ir el día siguiente al barrio de Kazimierz (o algo así), que no había tanto turista, era de universitarios, los sitios estaban mejor y las bebidas más baratas. El caso es que no nos creímos que pudiese haber un sitio mejor que el Cièn, y por eso obviamos el consejo.
El sábado teníamos pensado ir a Auschwitz, pero como nos apetecía salir por la noche, no era plan de volver anímicamente jodidos de la excursión, así que cambiamos de planes y nos dedicamos a recorrer Cracovia. Es una ciudad con un ambiente muy años 20, con toques medievales, me gustó mucho, y en lo alto de una colina tiene un palacio que me recordó un poco al de Salzburgo. El resto de la ciudad, lleno de terrazas con cerveza muy rica. En todas ellas. Y fresquita. En todas ellas...
Por la noche, conmigo ya recuperado, cenamos en otro lugar de la plaza, aunque esta vez fue peor, y nos tocó al camarero novato, de modo que despachamos rápido la cena e intentamos encontrar el garito en el que empezamos el día anterior. Caímos en otro que ponía música techno de los 80, y como nos gusta bastante esa música, nos quedamos, empezando a beber copas y chupitos como si fueran a prohibirlos. Allí conocimos a unas chicas (también majísimas) que nos llevaron a otro sitio, una especie de cueva con mil recovecos, pero que molaba bastante. A partir de cierto momento de la noche tengo lagunas, y solo recuerdo que ya no fuimos a otro sitio más, que mis amigos me contaron que uno le tiró el kebab del repostaje a una chica en el brazo del moco que llevaba, y que cuando llegué al hotel, me costó bastante despertar a mis compañeros para que me abriesen. Un show.
El domingo fuimos a Auschwitz, que está a cerca de una hora de Cracovia. Para llegar salen autobuses por la mañana, pero si los pierdes, por 300 zlotys un taxista te puede llevar, esperar a que acabes la visita, y traerte de vuelta. La guerra tiene cosas muy jodidas, lo vemos todos los días en el telediario, pero yo nunca he visto nada tan salvaje y tan impactante como lo que vi en Auschwitz-Birkenau. Los nazis construyeron un campo entero dedicado a exterminar personas, simplemente porque no les gustaban. Malditos chiflados.
La verdad es que en el campo no han dejado ver escenas crudas, ya que de por sí es jodido ver aquello, pero para que os hagáis una idea (bueno, no, no podéis hacérosla si no vais), te meten en una cámara de gas, en el crematorio anexo, ves una vitrina inmensa llena de zapatos de gente que fue exterminada, otra con cepillos de dientes, otra con maletas, otra con pelo humano rapado a las mujeres para hacer textiles (raparon hasta 7 toneladas de pelo), otra con ropa de niños... Si eso no fuera suficiente, te llevaban a las celdas de castigo, donde había unas especialmente terribles, aproximadamente de 3 metros cuadrados, sin luz, ni ventanas, y la puerta era una gatera a ras de suelo, donde metían a 4 o 5 presos a dormir, luego les sacaban a trabajar 12 horas, y luego les volvían a enjaular, día tras día, hasta que morían de inanición. Además del hecho de que los presos solo tenían derecho a una comida al día, solo podían ir al baño dos veces al día, y solo un minuto cada vez. Y por supuesto solo tenían un juego de ropa, que le permitían lavar una vez cada tres meses, y no tenían calefacción.
Después pasamos por un pasillo con fotos de algunos de los presos y sus fechas de entrada y muerte. Los hombres en general duraban entre 6 meses y 2 años, pero las mujeres, salvo casos extraños, al mes de llegar habían muerto, y las que más, 3 meses, alguna 6. Nos enseñaron también una foto de 4 niñas con las que había experimentado el Dr. Mengele. Para que os hagáis una idea de lo hijo de puta que era (o es, porque nunca le cogieron) este tío, uno de sus experimentos era inyectar con una aguja tinta azul en los ojos de los niños para ver si se convertían en arios.
Bueno, acabamos la visita medio jodidos, nos fuimos de nuevo para la alegre ciudad de Cracovia, cenamos y nos fuimos a dormir, que al Lunes había que trabajar. Para un fin de semana Cracovia es un destino más que recomendable. Creo que no debéis dejar la oportunidad de visitarlo.
Una cosa más: en Auschwitz-Birkenau los nazis exterminaron a un millón y medio de personas, la mayoría ciudadanos ejemplares. Solo pensad en eso y sacad vuestras propias conclusiones...
Etiquetas: viajes
Comentarios:
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Hola chiquitín.
Te comento un par de apuntes:
-El palacio de encima de la colina, es un castillo, y la catedral. En el camino de acceso al castillo hay un montón de plaquitas; son los nombres de gente que trabajó en el castillo. En la puerta de la catedral hay un hueso (en realidad de ballena), del dragón que mató no se que rey polaco, y cuya cueva está debajo del castillo. Sale humo de vez en cuando. También trae suerte tocar con la mano las campanas de la catedral.
-La primera foto de las que pones es la iglesia de santa maría, y si te quedas a las horas en punto, oirás una melodía de trompeta que se corta subitamente. Se trata de un trompetista que en la edad media, mientras tocaba esa misma melodía, murió atravesado por una flecha enemiga. Nunca supimos si era un trompetista de verdad o una grabación :D. Por cierto, la torre de la plaza, esa que está sola, es lo que queda del antiguo ayuntamiento.
Pues si, bonita ciudad
Te comento un par de apuntes:
-El palacio de encima de la colina, es un castillo, y la catedral. En el camino de acceso al castillo hay un montón de plaquitas; son los nombres de gente que trabajó en el castillo. En la puerta de la catedral hay un hueso (en realidad de ballena), del dragón que mató no se que rey polaco, y cuya cueva está debajo del castillo. Sale humo de vez en cuando. También trae suerte tocar con la mano las campanas de la catedral.
-La primera foto de las que pones es la iglesia de santa maría, y si te quedas a las horas en punto, oirás una melodía de trompeta que se corta subitamente. Se trata de un trompetista que en la edad media, mientras tocaba esa misma melodía, murió atravesado por una flecha enemiga. Nunca supimos si era un trompetista de verdad o una grabación :D. Por cierto, la torre de la plaza, esa que está sola, es lo que queda del antiguo ayuntamiento.
Pues si, bonita ciudad
Yo también te comento:
Cuando llegues a la puerta de la cueva, abre el quinqué y echa el petróleo sobre los matorrales. Luego, sacas del inventario una cerilla, enciendes la cerilla, y echas la cerilla a los matorrales. De este modo la puerta se despejará y podrás abrirla para entrar a la cueva.
Otra cosa: ¿Se me hace a mí o siempre acabáis en bares y discotecas, borrachos y practicando el Alfredolandis comunis?
Al final váis a acabar como ése que tú también conoces, que cuando viajó a Atenas sólo pudo decir: "Eso está todo lleno de piedras, tiradas por el suelo... Pero los bares eran la ossshtia..."
Cuando llegues a la puerta de la cueva, abre el quinqué y echa el petróleo sobre los matorrales. Luego, sacas del inventario una cerilla, enciendes la cerilla, y echas la cerilla a los matorrales. De este modo la puerta se despejará y podrás abrirla para entrar a la cueva.
Otra cosa: ¿Se me hace a mí o siempre acabáis en bares y discotecas, borrachos y practicando el Alfredolandis comunis?
Al final váis a acabar como ése que tú también conoces, que cuando viajó a Atenas sólo pudo decir: "Eso está todo lleno de piedras, tiradas por el suelo... Pero los bares eran la ossshtia..."
Pues la verdad es que las ciudades hay que conocerlas completas, y eso incluye la nightlife, así que sí, siempre acabamos medio borrachos (o completamente borrachos). Y lo de practicando el Alfredolandis comunis, bueno, a veces también se practica el Soylatinoymoloenlospaísesnórdicos comunis...
Las piedras también se aprecian, hay que llevar siempre una a tu archienemigo Carranza.
Las piedras también se aprecian, hay que llevar siempre una a tu archienemigo Carranza.
Joer, parece la página de Wally tio... Busca al supercoco en las fotos en los lugares más insospichados. Por cierto, ya nos comentaras si con las peazo tipas que salen en tus fotos consigues más que en las terrazas de majadahonda :D
Abrazotes!
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