miércoles, 8 de marzo de 2006

 

Los taxis

Hoy toca hablar de los taxis, y sobre todo, de los taxistas. Menuda fauna. Para empezar, estos no son pesetor de esos que te encuentras en los madriles. Eso de ver un taxista cuidando su cohe para que esté limpio e impoluto es una utopía.

Aquí los taxis no tienen un distintivo especial, solo el número de teléfono de su empresa. Los hay de todos los colores, y no tienen el pinganillo en el techo, de modo que, a no ser que mires a la puerta del coche, no sabes que es un taxi, y para entonces ya habrá pasado de largo y no lo podrás llamar.

Lo que se suele hacer es llamar por teléfono un rato antes de que quieras que vayan a buscarte. Eso sí, da igual dónde estés, que todo taxi se encontrará a 10 minutos. 10 minutos que desde el punto de vista de una división del día nadie te dice si son terráqueos, marcianos, selenitas o jupiterianos... El tío te puede llamar al cuarto de hora diciendo que le quedan 5 minutos para llegar y aún te da tiempo a echarte un birrote en la cantina.

Suelen cobrar una tarifa fija por llevarte de un sitio a otro, de ese modo teóricamente te evitas que te timen con pirulos. Teóricamente, porque si pides uno, y haces esperar al tío 10 minutos hasta que bajas (da igual que él te haya hecho esperar 15), el tipo se cabrea y al final te cobra un par de pounds más. Las tarifas suelen estar entre los 7 y los 12 pounds. Eso sí, aquí en Milton Keynes TODO ESTÁ A TOMAR POR CULO. Por lo que perfectamente te puedes tirar 10 minutos en un taxi atravesando rotondas a 90 por hora (millas, no kilómetros).

La mayoría de los taxistas son indios que no tienen ni papa de inglés. Ayer mismo casi echa a patadas a un compañero que iba a otro hotel, solo porque el tipo no nos entendía que íbamos a Swallow House, el tío creía que decíamos Swan Hotel, y que eso no estaba por donde le decíamos. Vamos que no entender nuestro perfecto inglés...

Bueno, indios aparte, los mamones no tienen término medio: o te llevan con la ventanilla bajada mientras llueve y hace un frío de pelotas, o te ponen la calefacción a 28º cuando vas con otros 3 en el coche.

Eso sí, aunque parezcan de algún país al que todavía no han llegado los discos de vinilo, todos los taxis llevan yipiés, o lo que es lo mismo, GPS. Qué modennos. Pero es normal, porque ya os digo que aquí todo está lejos y encima no hay una puñetera calle recta.

¡¡Venga, pues os voy dejando, que tenemos el taxi pedido para el hotel, y no nos apetece que nos den en sacrificio a una vaca en el Ganges!!

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Comentarios:
No veo que sean tan diferentes los taxistas de allí que cualquier madrileño en coche. Para vosotros, cualquier cosa está al lao, y se llega en un pliqui. Eso sí, aquí te cobran la carrerita como si te la diera el Chumaquer ése.

Sigue dale que te pego a este blog, que mola. La idea de verte comer a un gitano cagando no se me va de la cabeza...
 
aun recuerdo la primera vez que me quedé solo en Madrid,
-"¿donde está la calle princesa?"-pregunté yo,
-"ahi mismo"- me contestaba cualquiera a quién preguntará durante las 3 horas que duró el puto paseo para llegar a un puto corte inglés.

Con lo tranquilito que es ir a comprar pipas en mi pueblo en "cá cucurita", que está al lao de la glorieta del pato....

en mi pueblo no hay taxis, asi que no se muy bien que es eso. ¿lo podrías describir mejor?

Un abrazo.
 
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