martes, 13 de junio de 2006
Järgmine sihtkoht: Tallinn!
Llega con retraso, pero sí, el fin de semana pasado estuve en Tallinn, Estonia, y he de decir que me lo he pasado pipaaaaa!!! Además, los integrantes del viaje me han pedido que meta al blog algo más de violencia en mis artículos, aunque eso choca de lleno con la política de silencio de los viajes de la Travel... Bueno, intentaré hacer una "violencia discreta".
Primero empezaré por describir la ciudad. Tallinn es una ciudad mediana, no es tocha tipo Valencia ni pequeña tipo Cádiz. Eso sí, la parte turística es el casco antiguo, y eso es más pequeño que un moco de mosquito. Es bastante cuco, muy medieval (encima pillamos una fiesta mediaval, pues no te digo ná), bastante orientado al turismo, aunque los precios son razonables. Cosas que merezcan la pena verse, pues una catedral ortodoxa, tipo San Basilio de Moscú, la plaza mayor de la ciudad, y las tiendas medievales.
Además, callejeando un poco desde la plaza, hay un restaurante alemán bastante contundente, con Maße (jarras de litro como las que nos calzamos en la Oktoberfest de Munich), y delante de ese hay un resturante estonio también de buena calidad. Desde la plaza hacia abajo (en el otro sentido), hay otro par de restaurantes de comida medieval, en los que te puedes poner también bastante gocho a zampar. Uno de ellos, el Olde Hansa, además te ofrece la carta en castellano clásico. Muy cuco. Y encima tiene tienda.
Otra cosa realmente curiosa es que en esta época del año, el sol se pone sobre las 23:30, y a las 3:00am ya empieza a clarear. Es una sensación muy muy extraña, pero mola bastante. Bueno, y pasando a lo que supongo os interesa más, os diré que la juerga estonia es bastante cañera. Los sitios suelen abrir bastante pronto, y suelen cerrar a las 5:00 ó 5:30am. Las bebidas no son caras, teniendo en cuenta que están en la zona turista y cuestan como en España. La moneda al uso es la corona estona (EEK); al cambio 15 coronas equivalen aproximadamente a 1 euro.
La historia es que aquello está plagado de casinos, clubs de alterne, stripteases, y garitos de golferío y crapulismo vario. A eso le sumas que los ingleses (por lo general) son bastante puteros y toscos, y te encontrarás con una ciudad con bastantes guiris. Británicos aparte, los estonios son gente con la que hay que andar con cuidado, ya que tienden a emborracharse y son gente que puede ser violenta. Las estonias es otra movida. ¡Me-nu-dos pe-da-zo de gua-ya-bos!. Las tías son preciosas, cuerpecito de modelos, simpáticas, hablan mínimo tres idiomas (estonio, ruso e inglés)... Vamos, que las he puesto en mi top 1 de nacionalidades.
Gentes aparte, el alcohol también es potente. Aparte del vodka autóctono, hay un licor típico llamado Vana Tallin, con un sabor avellanado y de unos 40º (45º el fuerte). Sobra decir que ni me acuerdo de cuántos chupitos cayeron. Por supuesto, para bajar los efectos hubo que beber litros y litros de cerveza, junto con whisky y vino. Ya me levanté medio tocado el sábado, cuando llegamos a las 10 de la mañana a la plaza, nos sentamos, y en lugar de oir "un café", escucho "yo quiero una pinta". Y claro, uno no va a ser menos... Pues desde esa hora empezamos con las birras, para pasar luego al vino, aderezado con chupitos de vana tallinn y tequila con sprite (asqueroso) durante la comida. Creo que luego me fui a dormir la siesta (no lo recuerdo), y por la noche volvimos a salir, primero a cenar y luego de fiesta.
El domingo no era persona. Aunque por lo que me han contado de estos viajes, es bastante normal. Véase como ejemplo la foto de un compañero, tomada en un viaje a Varsovia un sábado a las 18:00 de la tarde. Es la definición de destrucción. A dos de ellos (uno precisamente el de la foto) casi hubo que sacarlos a rastras de la cama. Otro decía que tenía la habitación hasta las 14:00 (lo habría soñado), y un tercero cuando se levantó era el hombre zombie.
En fin, que el destino ha sido otro acierto. Si algún día puedo y todavía me queda cuerpo para juergas volveré, ya que el turismo ya está hecho, jejeje...
Ah, casi se me olvida, el título del artículo traducido significa "Próxima estación: ¡Tallinn!".
Primero empezaré por describir la ciudad. Tallinn es una ciudad mediana, no es tocha tipo Valencia ni pequeña tipo Cádiz. Eso sí, la parte turística es el casco antiguo, y eso es más pequeño que un moco de mosquito. Es bastante cuco, muy medieval (encima pillamos una fiesta mediaval, pues no te digo ná), bastante orientado al turismo, aunque los precios son razonables. Cosas que merezcan la pena verse, pues una catedral ortodoxa, tipo San Basilio de Moscú, la plaza mayor de la ciudad, y las tiendas medievales.
Además, callejeando un poco desde la plaza, hay un restaurante alemán bastante contundente, con Maße (jarras de litro como las que nos calzamos en la Oktoberfest de Munich), y delante de ese hay un resturante estonio también de buena calidad. Desde la plaza hacia abajo (en el otro sentido), hay otro par de restaurantes de comida medieval, en los que te puedes poner también bastante gocho a zampar. Uno de ellos, el Olde Hansa, además te ofrece la carta en castellano clásico. Muy cuco. Y encima tiene tienda.
Otra cosa realmente curiosa es que en esta época del año, el sol se pone sobre las 23:30, y a las 3:00am ya empieza a clarear. Es una sensación muy muy extraña, pero mola bastante. Bueno, y pasando a lo que supongo os interesa más, os diré que la juerga estonia es bastante cañera. Los sitios suelen abrir bastante pronto, y suelen cerrar a las 5:00 ó 5:30am. Las bebidas no son caras, teniendo en cuenta que están en la zona turista y cuestan como en España. La moneda al uso es la corona estona (EEK); al cambio 15 coronas equivalen aproximadamente a 1 euro.
La historia es que aquello está plagado de casinos, clubs de alterne, stripteases, y garitos de golferío y crapulismo vario. A eso le sumas que los ingleses (por lo general) son bastante puteros y toscos, y te encontrarás con una ciudad con bastantes guiris. Británicos aparte, los estonios son gente con la que hay que andar con cuidado, ya que tienden a emborracharse y son gente que puede ser violenta. Las estonias es otra movida. ¡Me-nu-dos pe-da-zo de gua-ya-bos!. Las tías son preciosas, cuerpecito de modelos, simpáticas, hablan mínimo tres idiomas (estonio, ruso e inglés)... Vamos, que las he puesto en mi top 1 de nacionalidades.
Gentes aparte, el alcohol también es potente. Aparte del vodka autóctono, hay un licor típico llamado Vana Tallin, con un sabor avellanado y de unos 40º (45º el fuerte). Sobra decir que ni me acuerdo de cuántos chupitos cayeron. Por supuesto, para bajar los efectos hubo que beber litros y litros de cerveza, junto con whisky y vino. Ya me levanté medio tocado el sábado, cuando llegamos a las 10 de la mañana a la plaza, nos sentamos, y en lugar de oir "un café", escucho "yo quiero una pinta". Y claro, uno no va a ser menos... Pues desde esa hora empezamos con las birras, para pasar luego al vino, aderezado con chupitos de vana tallinn y tequila con sprite (asqueroso) durante la comida. Creo que luego me fui a dormir la siesta (no lo recuerdo), y por la noche volvimos a salir, primero a cenar y luego de fiesta.
El domingo no era persona. Aunque por lo que me han contado de estos viajes, es bastante normal. Véase como ejemplo la foto de un compañero, tomada en un viaje a Varsovia un sábado a las 18:00 de la tarde. Es la definición de destrucción. A dos de ellos (uno precisamente el de la foto) casi hubo que sacarlos a rastras de la cama. Otro decía que tenía la habitación hasta las 14:00 (lo habría soñado), y un tercero cuando se levantó era el hombre zombie.
En fin, que el destino ha sido otro acierto. Si algún día puedo y todavía me queda cuerpo para juergas volveré, ya que el turismo ya está hecho, jejeje...
Ah, casi se me olvida, el título del artículo traducido significa "Próxima estación: ¡Tallinn!".
Etiquetas: viajes