miércoles, 6 de diciembre de 2006
An bfuil staisiun Baile Atha Cliath in aicne le!!
Joer, no veais lo que me ha costado encontrar cómo se decía "Próxima estación: Dublín" en gaélico. Es un idioma tan infernal que no hay traductores on-line de inglés a gaélico por las dificilísimas normas gramaticales. De hecho, la gente de aquí lo compara al Euskera.
Pues eso, que hace unas semanas estuve por allí, con gente del curro, una amiga de Alcalá, una chica italiana, y otra inglesa. Dublín es una ciudad bastante normalita, la verdad, aunque la zona del río está bonita. Se puede visitar haciendo turismo en un fin de semana de sobra. Por cierto, la moneda es el euro.
¿Lo mejor de Dublín? Los irlandeses. Son una gente bastante agradable, nada que ver con el carácter inglés. Los irlandeses se parecen bastante a los españoles, y si vais para allá, os tratarán por regla general bastante bien. Ahora, eso sí, los irlandeses son famosos por lo que beben, y algo de cierto debe ser cuando lo más famoso de Dublín, son, en este orden: el Temple Bar (un pub mítico), la fábrica de Guinness, y la fábrica de Jameson.
Luego tiene también otras cosas dignas de ver, como el Trinity Collage y su biblioteca, la catedral de San Patricio, y el antiguo castillo (del que ya queda bastante poco).
Como he dicho, en Irlanda hay pocas cosas que hacer aparte de beber. Y eso es lo que los lugareños hacen desde muy entrada la mañana. Y qué le vamos a hacer, ya lo reza el dicho: “donde fueres, haz lo que vieres”, así que el fin de semana fue de agarrar una castaña curiosa el viernes y no parar hasta el domingo. Por cierto, si no os gusta la cerveza, tiradle a la sidra, que entra mejor y está igual de rica. Por aquí arrasa una que se llama "Bulmer's". Muy rica...
De oferta lúdico-festiva, Dublín tiene bastante que ofrecer, aunque a las 3:00am, como es costumbre por las islas británicas, todo cierra. Zonas recomendables: Temple bar para comenzar, y Café de Sienne para cerrar la noche. Aunque el verdadero encanto radica en sentarte en un pub después de comer y dejar que las horas pasen mientras compartes alcohol y charla con unos buenos amigos.
Ah, si vais, como ya he dicho, no dejéis de visitar la fábrica de Guinness, con unas vistas preciosas de la ciudad desde el último piso, y la fábrica de Jameson, donde te hacen una visita guiada explicándote el proceso de elaboración del whisky, las diferencias con la destilación escocesa y americana, y al final, una degustación de diversos tipos de whisky para 4 voluntarios (el Powers y el Paddy, altamente recomendables).
Y hablando de la fábrica de Jameson, es el único lugar donde se puede comprar una botella de Jameson de 12 años dedicada especialmente a quien tú elijas. Y yo, por supuesto, le dediqué una a mi padre, ¡que se merece lo mejor!
Lo dicho, Dublín es una ciudad que si vais con amigos, la disfrutaréis muchísimo. Eso sí, si os dicen “Pog mo thorn”, partidle la cara al que os lo diga, que significa “Bésame el culo”.
Pues eso, que hace unas semanas estuve por allí, con gente del curro, una amiga de Alcalá, una chica italiana, y otra inglesa. Dublín es una ciudad bastante normalita, la verdad, aunque la zona del río está bonita. Se puede visitar haciendo turismo en un fin de semana de sobra. Por cierto, la moneda es el euro.
¿Lo mejor de Dublín? Los irlandeses. Son una gente bastante agradable, nada que ver con el carácter inglés. Los irlandeses se parecen bastante a los españoles, y si vais para allá, os tratarán por regla general bastante bien. Ahora, eso sí, los irlandeses son famosos por lo que beben, y algo de cierto debe ser cuando lo más famoso de Dublín, son, en este orden: el Temple Bar (un pub mítico), la fábrica de Guinness, y la fábrica de Jameson.
Luego tiene también otras cosas dignas de ver, como el Trinity Collage y su biblioteca, la catedral de San Patricio, y el antiguo castillo (del que ya queda bastante poco).
Como he dicho, en Irlanda hay pocas cosas que hacer aparte de beber. Y eso es lo que los lugareños hacen desde muy entrada la mañana. Y qué le vamos a hacer, ya lo reza el dicho: “donde fueres, haz lo que vieres”, así que el fin de semana fue de agarrar una castaña curiosa el viernes y no parar hasta el domingo. Por cierto, si no os gusta la cerveza, tiradle a la sidra, que entra mejor y está igual de rica. Por aquí arrasa una que se llama "Bulmer's". Muy rica...
De oferta lúdico-festiva, Dublín tiene bastante que ofrecer, aunque a las 3:00am, como es costumbre por las islas británicas, todo cierra. Zonas recomendables: Temple bar para comenzar, y Café de Sienne para cerrar la noche. Aunque el verdadero encanto radica en sentarte en un pub después de comer y dejar que las horas pasen mientras compartes alcohol y charla con unos buenos amigos.
Ah, si vais, como ya he dicho, no dejéis de visitar la fábrica de Guinness, con unas vistas preciosas de la ciudad desde el último piso, y la fábrica de Jameson, donde te hacen una visita guiada explicándote el proceso de elaboración del whisky, las diferencias con la destilación escocesa y americana, y al final, una degustación de diversos tipos de whisky para 4 voluntarios (el Powers y el Paddy, altamente recomendables).
Y hablando de la fábrica de Jameson, es el único lugar donde se puede comprar una botella de Jameson de 12 años dedicada especialmente a quien tú elijas. Y yo, por supuesto, le dediqué una a mi padre, ¡que se merece lo mejor!
Lo dicho, Dublín es una ciudad que si vais con amigos, la disfrutaréis muchísimo. Eso sí, si os dicen “Pog mo thorn”, partidle la cara al que os lo diga, que significa “Bésame el culo”.
Etiquetas: viajes