miércoles, 30 de agosto de 2006
Neist stance: Scotland
Bueno, tenía esto un poco abandonado, pero ya va siendo hora de retomarlo. Mi último viaje fue a Escocia, hace un par de semanas. La diferencia con el resto de viajes es que este lo hicimos en coche, en plan road trip.
Escocia es una pasada para los que no lo conozcan. Edinburgo es una de las ciudades más bonitas que he visto, y eché de menos el tirarme allí algún día más, pero bueno, lo mejor es que empiece por el principio...
Alquilamos un coche con Europcar, que yo creo que es de las únicas cosas baratas que hay por aquí (bueno, realmente sale como en el resto de Europa, 5 días por 280 euros, un Kia compacto). Lo malo de que nos diesen un coche koreano es que lo tiene todo al revés. Ya no solo es manejarse con el volante al otro lado, sino que además los intermitentes están en la palanca de los limpia y viceversa. Imaginaos las risas cuando para cambiar de carril le pegábamos un repaso al cristal...
El tema este de conducir por la izquierda no es tan complicado como lo pintan. Lo difícil no es acostumbrarse al volante, ni a la palanca. Lo difícil es acostumbrarse a que tu coche no se acaba en tu brazo izquierdo (ojito con rayarlo), y que, al ir en el asiento que normalmente es del copiloto, el retrovisor es puramnte circunstancial.
De Milton a Edinburgo hay unos 600 kilómetros, todos por autopista. Lo malo es que en una isla desarrollada como esta, hay pocas carreteras y mucha gente. Esto se traduce en unos atascos del copón, que nos hizo tardar unas 9 horas en llegar al hotel. Como Edinburgo estaba de fiestas (en agosto se lleva a cabo el festival, por lo que hay un ambiente del copón), tuvimos que coger hotel en Livingston, un pueblo a unos 20 kilómetros. El centro de Edinburgo es muy curioso, pues es como si en realidad tuviese dos centros. Uno alrededor de la Royal Mile, la calle principal de allí, que baja desde el castillo, y otro debajo de la colina del castillo. El caso es que los dos centros están inflados de bares y sitios para salir, por lo que el aburrimiento solo está para el que lo busque. Eso sí, al final la gente acaba un poco perjudicada, como podéis ver en la foto...
La arquitectura de la ciudad es bastante bonita, recordándome bastante a Londres. Tiene unos cuantos edificios bastante chulos. El castillo es una pasada, con unas vistas a la ciudad y al estuario bastante majas. Por cierto, si vais alguna vez, hay un bono por varios días que te permite una tarifa plana de castillos (por ejemplo, nosotros cogimos el bono de 3 días, que tienes que gastar entre los 5 días siguientes). Con este bono, basta con que vayas a dos castillos, que ya lo amortizas.
Al día siguiente salimos hacia St. Andrews, un pueblecito al norte de Edinburgo donde hay una catedral derruída que es una pasada, y un castillo que es una estafa (eso sí, con más años que Marujita Díaz). De ahí partimos a Stirling, donde está el segundo castillo más famoso de Escocia, además del monumento a William Wallace, una torre en lo alto de una colina, muy bonita, pero que queda jodida por una estatua de Mel Gibson (no es coña) al pie de la colina. Como llegamos más tarde de las 18:00, el castillo estaba cerrado, así que echamos un par de fotos y continuamos viaje hacia Glencoe, un paraje natural donde se encuantran las montañas más altas de Gran Bretaña. Ah, a mitad de camino ya empezaron las Highlands. El paisaje es una pasada, y Tuti haciendo fotos por fuera del coche casi se deja la cabeza (sí, fuimos un poco cabrones y no le avisamos que venían coches de frente, jejeje).
Echamos noche en Fort William, a las orillas del Loch Linnhe, algo muy bucólico. Es el pueblo más grande del medio de las Highlands, y es un cruce de caminos para dirigirte a cualquier sitio. Ahí probamos nuestro primer Bed & Breakfast, opción muy recomendable si quieres dormir en un sitio limpio por unas £19, algo extremadamente barato para ser UK.Al día siguiente continuamos viaje, y paramos en el castillo de Eilean Donan, también conocido como el de los inmortales. Para mi opinión, ese es el más bonito de todos los que vimos. Después de verlo (junto con fotos de Christopher Lambert) salimos hacia la isla de Skye, donde están los paisajes más impresionantes que vimos en el viaje. Recomendado parar en Portree (hay un restaurante con unas camareras que quitan el hipo) y hacerse la ruta norte de la isla. Las carreteras aquí son la risa, puesto que aunque son de doble dirección, solo cabe un coche. Cada 200 metros aproximadamente, la carretera se ensancha una mieja, para que te puedas parar y pase el que viene de frente. El mismo día, tras dejar esas carreteras infernales, volvimos a Gran Bretaña y paramos en el Lago Ness, donde echamos un pis en el lago, hicimos el tonto un poco tirando piedras, y matamos al monstruo, que estaba por la orilla.
Continuamos vije hacia el sur, parando en el primer Bed & Breakfast que pillamos, al que llegamos cuando estaban a punto de cerrar, a las 22:00, y nos quedamos sin cenar porque ya era muy tarde (ojito con los horarios por esas latitudes, que no hay grandes ciudades). Al día siguiente nos levantamos temprano, visitamos el castillo de Stirling (ahora sí abierto), nos dirigimos al Loch Lomond, el más famoso de Escocia, y de los más bonitos (aunque todos son muy parecidos, este tiene islejas en el centro. Después de darnos un homenaje a base de salmón a la orilla del río, cogimos el coche para volver a Milton y según nos montamos se acabó el buen tiempo y cayó la de la pelagra (menos mal que usamos bastante los intermitentes, jejeje).
La verdad es que Escocia es una pasada, es un viaje muy recomendable, pero solo puedo recomendarlo si vais con coche y GPS (es muy fácil perderse por esas carreteras). Ir con bus no es una opción, ya que dependes mucho de un transporte escaso en una región sin buenas infraestructuras de transporte. El tren es salvajemente caro, y en avión no se puede disfrutar de lo que se siente viajando en coche y parando donde quieres.
Como resumen, y para los tres que fuimos al viaje, diré que ¡ESCOCIA ESTÁ QUE TE CAGAS!
Escocia es una pasada para los que no lo conozcan. Edinburgo es una de las ciudades más bonitas que he visto, y eché de menos el tirarme allí algún día más, pero bueno, lo mejor es que empiece por el principio...
Alquilamos un coche con Europcar, que yo creo que es de las únicas cosas baratas que hay por aquí (bueno, realmente sale como en el resto de Europa, 5 días por 280 euros, un Kia compacto). Lo malo de que nos diesen un coche koreano es que lo tiene todo al revés. Ya no solo es manejarse con el volante al otro lado, sino que además los intermitentes están en la palanca de los limpia y viceversa. Imaginaos las risas cuando para cambiar de carril le pegábamos un repaso al cristal...
El tema este de conducir por la izquierda no es tan complicado como lo pintan. Lo difícil no es acostumbrarse al volante, ni a la palanca. Lo difícil es acostumbrarse a que tu coche no se acaba en tu brazo izquierdo (ojito con rayarlo), y que, al ir en el asiento que normalmente es del copiloto, el retrovisor es puramnte circunstancial.
De Milton a Edinburgo hay unos 600 kilómetros, todos por autopista. Lo malo es que en una isla desarrollada como esta, hay pocas carreteras y mucha gente. Esto se traduce en unos atascos del copón, que nos hizo tardar unas 9 horas en llegar al hotel. Como Edinburgo estaba de fiestas (en agosto se lleva a cabo el festival, por lo que hay un ambiente del copón), tuvimos que coger hotel en Livingston, un pueblo a unos 20 kilómetros. El centro de Edinburgo es muy curioso, pues es como si en realidad tuviese dos centros. Uno alrededor de la Royal Mile, la calle principal de allí, que baja desde el castillo, y otro debajo de la colina del castillo. El caso es que los dos centros están inflados de bares y sitios para salir, por lo que el aburrimiento solo está para el que lo busque. Eso sí, al final la gente acaba un poco perjudicada, como podéis ver en la foto...
La arquitectura de la ciudad es bastante bonita, recordándome bastante a Londres. Tiene unos cuantos edificios bastante chulos. El castillo es una pasada, con unas vistas a la ciudad y al estuario bastante majas. Por cierto, si vais alguna vez, hay un bono por varios días que te permite una tarifa plana de castillos (por ejemplo, nosotros cogimos el bono de 3 días, que tienes que gastar entre los 5 días siguientes). Con este bono, basta con que vayas a dos castillos, que ya lo amortizas.
Al día siguiente salimos hacia St. Andrews, un pueblecito al norte de Edinburgo donde hay una catedral derruída que es una pasada, y un castillo que es una estafa (eso sí, con más años que Marujita Díaz). De ahí partimos a Stirling, donde está el segundo castillo más famoso de Escocia, además del monumento a William Wallace, una torre en lo alto de una colina, muy bonita, pero que queda jodida por una estatua de Mel Gibson (no es coña) al pie de la colina. Como llegamos más tarde de las 18:00, el castillo estaba cerrado, así que echamos un par de fotos y continuamos viaje hacia Glencoe, un paraje natural donde se encuantran las montañas más altas de Gran Bretaña. Ah, a mitad de camino ya empezaron las Highlands. El paisaje es una pasada, y Tuti haciendo fotos por fuera del coche casi se deja la cabeza (sí, fuimos un poco cabrones y no le avisamos que venían coches de frente, jejeje).
Echamos noche en Fort William, a las orillas del Loch Linnhe, algo muy bucólico. Es el pueblo más grande del medio de las Highlands, y es un cruce de caminos para dirigirte a cualquier sitio. Ahí probamos nuestro primer Bed & Breakfast, opción muy recomendable si quieres dormir en un sitio limpio por unas £19, algo extremadamente barato para ser UK.Al día siguiente continuamos viaje, y paramos en el castillo de Eilean Donan, también conocido como el de los inmortales. Para mi opinión, ese es el más bonito de todos los que vimos. Después de verlo (junto con fotos de Christopher Lambert) salimos hacia la isla de Skye, donde están los paisajes más impresionantes que vimos en el viaje. Recomendado parar en Portree (hay un restaurante con unas camareras que quitan el hipo) y hacerse la ruta norte de la isla. Las carreteras aquí son la risa, puesto que aunque son de doble dirección, solo cabe un coche. Cada 200 metros aproximadamente, la carretera se ensancha una mieja, para que te puedas parar y pase el que viene de frente. El mismo día, tras dejar esas carreteras infernales, volvimos a Gran Bretaña y paramos en el Lago Ness, donde echamos un pis en el lago, hicimos el tonto un poco tirando piedras, y matamos al monstruo, que estaba por la orilla.
Continuamos vije hacia el sur, parando en el primer Bed & Breakfast que pillamos, al que llegamos cuando estaban a punto de cerrar, a las 22:00, y nos quedamos sin cenar porque ya era muy tarde (ojito con los horarios por esas latitudes, que no hay grandes ciudades). Al día siguiente nos levantamos temprano, visitamos el castillo de Stirling (ahora sí abierto), nos dirigimos al Loch Lomond, el más famoso de Escocia, y de los más bonitos (aunque todos son muy parecidos, este tiene islejas en el centro. Después de darnos un homenaje a base de salmón a la orilla del río, cogimos el coche para volver a Milton y según nos montamos se acabó el buen tiempo y cayó la de la pelagra (menos mal que usamos bastante los intermitentes, jejeje).
La verdad es que Escocia es una pasada, es un viaje muy recomendable, pero solo puedo recomendarlo si vais con coche y GPS (es muy fácil perderse por esas carreteras). Ir con bus no es una opción, ya que dependes mucho de un transporte escaso en una región sin buenas infraestructuras de transporte. El tren es salvajemente caro, y en avión no se puede disfrutar de lo que se siente viajando en coche y parando donde quieres.
Como resumen, y para los tres que fuimos al viaje, diré que ¡ESCOCIA ESTÁ QUE TE CAGAS!
Etiquetas: viajes
Comentarios:
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me dan ganetas de irme para allá.
Es curioso, que siendo de gran bretaña, estén tan mal las carreteras, al fin y al cabo son los mejores amigos de los dueños del mundo libre:D
Ya en serio, siempre he querido ir a las "jailans" esas, que creo yo que me gustarán, y a beber "guiski" de ese que hacen, creo que con centeno.
Por las fotos parece que los probasteis......
Un abrazo
Es curioso, que siendo de gran bretaña, estén tan mal las carreteras, al fin y al cabo son los mejores amigos de los dueños del mundo libre:D
Ya en serio, siempre he querido ir a las "jailans" esas, que creo yo que me gustarán, y a beber "guiski" de ese que hacen, creo que con centeno.
Por las fotos parece que los probasteis......
Un abrazo
Al leer la crónica, dan ganas de visitar el País, gracias por el deleite de probar a escocia a través de vuestros ojos...
ebretonm@yahoo.com
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