domingo, 25 de junio de 2006
Despedida de soltero
¡Nos vamos de despedida! Bueno, nos fuimos, esto llega con una semana de retraso, jejeje. El sábado pasado celebramos la despedida de soltero de mi amigo Raúl (ya os avisé que se nos casaba hace unas semanas...).
La verdad es que nos portamos demasiado bien, la única putadita que le hicimos fue llenarle el barrio con carteles de "Se busca". La despedida fue de las "sanas", esto es, no hubo grandes celebraciones nocturnas con strip-teasers ni travelos, sino que dedicamos el día a machacarnos los cuerpos con unos karts y un paintball. Ah, se me olvidaba, también nos hicimos unas camisetas con el mismo cartel de "Se busca", y a este le pusimos una camiseta rosita. El fallo fue que no era de tamaño pequeño, eso hubiera sido una risa, jejeje.
Esto de los karts puede parecer una gilipollez, más cuando vas por vez primera y te encuentras que las vueltas son de 10 minutos y te pueden cobrar entre 9 y 15 euros. La explicación la encuentras cuando sales del coche y tienes los hombros como si te la hubieras machacado durante horas... Para que os hagáis una idea de cómo chufla eso, podéis ver un vídeo aqui. Bueno, pues nosotros ahí campeones, le dimos a ello duránte una hora turnándonos cada diez minutos, o sea, media hora efectiva. Os puedo asegurar que funde, vive dios, terminas con los brazos capaces de doblar una puta viga. Al acabar y coger de nuevo el coche para ir a comer, Óscar casi se caga en el tío que inventó la dirección asistida, y los que íbamos en el coche con él, casi nos cagamos cuando se incorporó a la autovía de un volantazo...
De la carrera, estuvo graciosa, tras una encarnizada lucha, dejamos Óscar y yo dejamos ganar a Raúl, por aquello de que era su despedida, pero solo por 46 centésimas, no sea que se notase (jejeje). Eso sí, la vuelta rápida me la quedé yo, que para eso me llaman el Schumacher del sur. Del anecdotario, quedan un par de piques majos entre algunos de nosotros (sería demasiado extenso para narrarlo aquí) y los bailes en el asiento de Antonio y Óscar, a ver si coméis más bocatas y rellenáis, jejeje.
Después de los karts, nos fuimos a comer algo ligero allí cerca, de raciones, a cual más rica, heladito, cafelito, y a pegarnos unos tiros al paintball. La historia está que en este juego te lo pasas pipa, siempre y cuando no haga un calor de la muerte, o te caiga una chufa de agua del copón, como nos pasó. Cuando eso sucede, las máscaras se empañan, y no ves un carajo de a dónde ni a quién disparas, así que tras un par de juegos, debido a la tromba de agua que cayó que nos mojó hasta las ideas, hubo que claudicar y deponer las armas. Una pena, con las ganas que tenía yo de llenar de pintura a estos cabroncetes, juas juas... Por cierto, os dejo una foto de las pintas que llevábamos antes de la chufa de agua.
Tras un merecido descanso escuchando musiquita de los 80, nos pegamos un duchazo y nos fuimos a cenar a la pizzería Bámbola, en la plaza de Las Descalzas. Un sitio muy majo para comer, con un camarero que no se enteraba ni del no·do, pero con una comida bastante rica, y sino, que se lo digan a Raúl, que la devoraba... Tras la cena, unas copichuelas, y cada uno a su casa, sin burros en habitaciones de hotel ni Tom Hanks de por medio. A ver qué tal se presenta el bodorrio, habrá que beberse en la barra libre lo que no nos bebimos esa noche, jejejeje...
La verdad es que nos portamos demasiado bien, la única putadita que le hicimos fue llenarle el barrio con carteles de "Se busca". La despedida fue de las "sanas", esto es, no hubo grandes celebraciones nocturnas con strip-teasers ni travelos, sino que dedicamos el día a machacarnos los cuerpos con unos karts y un paintball. Ah, se me olvidaba, también nos hicimos unas camisetas con el mismo cartel de "Se busca", y a este le pusimos una camiseta rosita. El fallo fue que no era de tamaño pequeño, eso hubiera sido una risa, jejeje.
Esto de los karts puede parecer una gilipollez, más cuando vas por vez primera y te encuentras que las vueltas son de 10 minutos y te pueden cobrar entre 9 y 15 euros. La explicación la encuentras cuando sales del coche y tienes los hombros como si te la hubieras machacado durante horas... Para que os hagáis una idea de cómo chufla eso, podéis ver un vídeo aqui. Bueno, pues nosotros ahí campeones, le dimos a ello duránte una hora turnándonos cada diez minutos, o sea, media hora efectiva. Os puedo asegurar que funde, vive dios, terminas con los brazos capaces de doblar una puta viga. Al acabar y coger de nuevo el coche para ir a comer, Óscar casi se caga en el tío que inventó la dirección asistida, y los que íbamos en el coche con él, casi nos cagamos cuando se incorporó a la autovía de un volantazo...
De la carrera, estuvo graciosa, tras una encarnizada lucha, dejamos Óscar y yo dejamos ganar a Raúl, por aquello de que era su despedida, pero solo por 46 centésimas, no sea que se notase (jejeje). Eso sí, la vuelta rápida me la quedé yo, que para eso me llaman el Schumacher del sur. Del anecdotario, quedan un par de piques majos entre algunos de nosotros (sería demasiado extenso para narrarlo aquí) y los bailes en el asiento de Antonio y Óscar, a ver si coméis más bocatas y rellenáis, jejeje.
Después de los karts, nos fuimos a comer algo ligero allí cerca, de raciones, a cual más rica, heladito, cafelito, y a pegarnos unos tiros al paintball. La historia está que en este juego te lo pasas pipa, siempre y cuando no haga un calor de la muerte, o te caiga una chufa de agua del copón, como nos pasó. Cuando eso sucede, las máscaras se empañan, y no ves un carajo de a dónde ni a quién disparas, así que tras un par de juegos, debido a la tromba de agua que cayó que nos mojó hasta las ideas, hubo que claudicar y deponer las armas. Una pena, con las ganas que tenía yo de llenar de pintura a estos cabroncetes, juas juas... Por cierto, os dejo una foto de las pintas que llevábamos antes de la chufa de agua.
Tras un merecido descanso escuchando musiquita de los 80, nos pegamos un duchazo y nos fuimos a cenar a la pizzería Bámbola, en la plaza de Las Descalzas. Un sitio muy majo para comer, con un camarero que no se enteraba ni del no·do, pero con una comida bastante rica, y sino, que se lo digan a Raúl, que la devoraba... Tras la cena, unas copichuelas, y cada uno a su casa, sin burros en habitaciones de hotel ni Tom Hanks de por medio. A ver qué tal se presenta el bodorrio, habrá que beberse en la barra libre lo que no nos bebimos esa noche, jejejeje...
Etiquetas: diario
Comentarios:
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Muy buena despedida,amigo!Yo también tengo el encargo de organizarsela a mi hermano y va por el estilo; tenemos un cortijo rural con camarero, solo nos cobra lo que nos bebamos porque la comida la ponemos nosotros, barbacoa para ser mas exactos pero antes pegaremos unos tiros al paintball, no tiene circuito pero el cortijo está junto a un pueblo en ruinas junto a la playita, osea que no os digo na.Después de la barbacoa no saca una vaquilla,si como lo ois, tenemos capea con capa y todo, luego unas copas y para las seis nos vamos haremos un circuito de aguas en un spa, con masaje de regalo para el novio, despues de cena, donde ya nos recoge un autobus para nosotros solitos y pa rematar unas copichuelas en una zona de veraneo. En fin, he querido hacer algo diferente y espero que le guste. Por cierto la despedida es el 18 de julio, solo me falta por concretar el disfraz, camiseta u objeto que nos pongamos
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